«Cómo voy a quedarme embarazada, no tengo dinero para mantener a un hijo».
Esta frase se escucha cada vez más. Es cierto que un hijo cuesta dinero (unos 3.000 € durante el primer año de vida), pero también es cierto que la ilusión de la llegada del pequeño nos hace incurrir en gran cantidad de gastos innecesarios que el bebé ni siquiera puede apreciar.
Por ejemplo, comprar mobiliario específico para su habitación no es nada recomendable durante el primer año de vida, en el que su mayor necesidad va a consistir en un lugar donde dormir y ser transportado, por lo que sí nos interesa invertir en un carrito convertible que nos sirva para la calle y el coche y nos haga de cunita en la que pueda dormir durante los primeros meses