Hay situaciones que nos cambian la vida por completo, que le dan un vuelco a todo lo que os podríais llegar a imaginar. Pueden corresponder a diferentes categorías: laboral (un cambio de trabajo que nos obligue incluso a mudarnos de ciudad), amoroso (que nos enamoremos de una persona y decidamos cambiar tanto de residencia como de hábitos en algunos casos para poder adaptarnos a nuestra pareja y ella a nosotros) o familiares (la pérdida de un ser querido o, en el mejor de los casos, la llegada de un bebé a nuestra familia).
El artículo que estáis leyendo versa precisamente sobre la última de esas situaciones, la que tiene que ver con el embarazo y la llegada de un nuevo miembro a nuestra familia. Cuando esta situación se produce, lo primero que debemos comprender es que pasamos de estar nosotros y nosotras mismas en el centro de nuestra vida a estarlo esa pequeña personita. No es para menos. Debemos orientar nuestras prioridades a esa persona recién llegada al mundo que va a necesitar que demos lo mejor que tengamos para cuidarla como se merece y que crezca en las mejores condiciones posibles.
¿Qué cosas son las que cambian cuando tenemos un bebé? Vamos a hacer una pequeña clasificación con todas esas cosas:
- El sueño. No podemos dormir más de dos horas seguidas porque está claro que darle comer al recién nacido es una obligación con la que debemos cumplir. Lo mejor es que nos turnemos entre los padres y madres para cumplir con esto.
- El horario de trabajo. Muchas empresas ofrecen la posibilidad de tener una jornada más reducida que de costumbre cuando tenemos niños pequeños en casa. Es una necesidad que tienen los padres y madres para poder encargarse de todas las necesidades que tienen sus hijos o hijas pequeñas.
- El propio hogar. En una infinidad de ocasiones, tenemos que acometer algún tipo de cambio en nuestra vivienda para gozar del espacio suficiente para que el crecimiento y desarrollo de nuestros pequeños sea el correcto. Mucha gente, cuando tiene un bebé, decide directamente cambiar de vivienda. Otros prefieren hacer alguna reforma en la que ya tienen.
Luego, para caso en concreto pueden varias más cosas. La cuestión es que, como decíamos más arriba, la vida cambia y deja de ser como lo era antes. Y lo hace por mucho tiempo porque el hecho de que la prioridad sea nuestro hijo no solo se mantiene mientras este sea un bebé, sino que también es vigente cuando es un niño o un adolescente. Realmente, los padres y madres pueden hacer una vida como la que tenían antes cuando su hijo o hija adquiere la mayoría de edad.
Vamos a centrarnos en uno de los tres puntos que mencionábamos más arriba y que creemos que supone uno de los cambios más considerables que tenemos o que nos planteamos cuando nos convertimos en padres y madres. Hablamos del propio hogar. Hay muchas viviendas en España que son óptimas para que una pareja pueda ser feliz sin excesivos agobios pero que, en el momento en el que se une una tercera persona a la ecuación, dejan de serlo. Todos los padres y madres son conscientes de que los niños y niñas necesitan espacio para crecer y esto afecta de manera más que evidente a la vivienda que habitamos.
Una noticia publicada en la página web del diario El País el 1 de febrero de 2023 revelaba que, a lo largo del año anterior, se habían reformado en España 1’75 millones de viviendas. Se trata de una cifra bastante interesante y que pone de manifiesto que la necesidad de reformar es algo que está patente a día de hoy entre los propietarios de las viviendas. Está claro que no todas las viviendas que se reformaron tuvieron como propósito dar cabida a un nuevo miembro de la familia, pero sí que es cierto que esta es una de las razones más poderosas para llevar a cabo un proyecto así.
Las necesidades relacionadas con la reforma de una vivienda con motivo de la llegada de un bebé pueden ser de lo más variopintas. Echando un vistazo a la web de Reforma Integral Granada, nos podemos encontrar con algunos de los servicios más demandados en este sentido, que son las reformas integrales, las obras en instalaciones como baños y cocinas, la instalación de tarimas, la apuesta por el PVC, el refuerzo del aislamiento y, en líneas generales, todo lo que tenga que ver con interiorismo. Lo que necesitamos en estos casos es construir el mejor hogar posible para que nuestro hijo o hija crezca con la felicidad y la tranquilidad que merece.
La verdad es que la vida anterior y la posterior a una reforma no tienen absolutamente nada que ver. Son muchas las personas que se dan cuenta de esto año tras año, lo cual explica claramente el aumento de reformas que se viene experimentando en España en los últimos años. De hecho, lo primero que se tiene en cuenta cuando se va a tener un hijo en España es si es posible reformar la vivienda en la que residimos, cuando antes, si hacía falta cambiar algo, pensábamos directamente en trasladarnos a otro lado.
Los pisos de menos de 90 metros cuadrados son los que más se reforman
Es posible que no conocierais el dato que encabeza este párrafo, pero es precisamente ese el que aseguran todas las encuestas. El 61% de las reformas que se acometen en España se hacen en pisos… y los pisos que más se reforman suelen ser los más pequeños. Las familias que viven en ellos tratan de encontrar la manera de sacar el máximo rédito posible a cada uno de los espacios de los que se compone su piso y la mejor manera de hacerlo realidad es acometiendo una reforma que en cada caso será diferente. Si somos capaces de sacar ese provecho a cada espacio, algo que consigue cada vez un número mayor de familias, podemos optar por la reforma y evitar una mudanza que siempre ocasiona problemas y molestias.
Se puede vivir bien en un piso de aproximadamente 90 metros cuadrados siendo una familia de 3 personas. Es cierto que conviene que sepamos de primera mano cómo aprovechar el espacio. Es imprescindible en este caso que apostemos más todavía por dos cuestiones como lo son la limpieza y el orden, que deben ser siempre cosas de las que estemos pendientes siempre pero más todavía en espacios más reducidos donde tiene una importancia realmente más grande. Apostando por el orden y por la limpieza no nos vamos a equivocar jamás.
Factores como de los que estamos hablando se han potenciado durante la pandemia. Es verdad que la mayoría de la gente ha considerado claves estas cosas, pero la concienciación ha crecido todavía más en estos años y no cabe duda de que todo lo que tenga que ver con esa limpieza y orden va a hacer posible que la vida sea mejor tanto para nosotros como para nuestros bebés o niños pequeños. Además de conseguir reducir el peligro de resbalones y demás riesgos, también hace que nos sintamos más tranquilos, más relajados. Cuando hay orden, todo fluye mejor.
No hay que relajarse en este sentido. Podemos pensar que una vivienda grande puede tener mayores ventajas en lo que tiene que ver con el cuidado de la limpieza o el orden, pero lo cierto es que debemos estar encima de este tema del mismo modo en el que lo estaríamos si la vivienda fuera pequeña porque los riesgos de la suciedad acumulada siguen siendo grandes y pueden costarnos caro. No hay nada que nos proporcione una mayor tranquilidad que tenerlo todo en orden. Esta es una de esas cosas que, cuando nos sentamos en el sofá, sentimos que nos proporcionan una mayor calidad de vida.
Por cierto, y para ir finalizando: es importante educar a los más pequeños y pequeñas en todo lo que tiene que ver con esa limpieza y ese orden. No vamos a decir, por supuesto, que se tengan que poner a limpiar con cuatro o cinco años. El proceso debe ser progresivo. Con esa edad, ya tienen que estar acostumbrados a recoger sus juguetes y demás cosas. A medida que vayan creciendo tienen que empezar a asumir labores de limpieza, empezando en la adolescencia por su habitación y pasando después a ser capaces de limpiar cualquier tipo de espacio del mismo modo en el que lo hace el resto de la familia.
Es evidente que, con el trabajo de toda la familia, es más que posible vivir de una manera cómoda y feliz en menos de 90 metros cuadrados. Y, si es reformado, todavía mejor porque habremos sacado el máximo partido posible de cada uno de esos metros cuadrados. Es evidente que esa reforma, unida a valores como esa limpieza y orden que comentábamos, es la llave para obtener una felicidad que no debería ser esquiva para absolutamente nadie.