Algo que es muy habitual es el miedo que tienen al dentista los niños. Mi hijo Jorge no era una excepción y gracias a una madre de un compañero de clase conseguimos que fueran ambos amiguitos a clinicadentalabalo.com, donde con un buen trato lleno de amabilidad y cariño, no solo ha conseguido ir al dentista sin miedo, ahora ya le han programado un calendario de revisiones para que su salud dental esté siempre en plena forma.
En esta clínica llevan desde 1986 realizando su trabajo, por lo que la experiencia está más que acreditada. Además de su buen trato nos daban la primera consulta y diagnóstico gratuito, algo que siempre se agradece.
En la clínica nos hablaron a nosotras sobre una serie de consejos para que los niños superen ese miedo al dentista y que os voy a contar:
Consejos útiles
- Adquiere gran importancia que la relación entre niño y odontólogo sea normal y natural. Las visitas al odontólogo tienen que ser para ellos rutinarias, como las visitas al pediatra. La primera visita que hay que realizar al dentista debe ser cuando aparece el primer diente, una vez ahí cada seis meses el odontólogo tiene que ser parte del universo de la salud del niño. En caso de que no lleves, como tarde, tiene que visitar al dentista a los tres años, cuando ya tiene que tener todos los dientes.
- Los niños siempre miran a los padres y si ven que vas al dentista de forma periódica te van a imitar. Tienen que ver que no tienes miedo y que tampoco suele ni antes ni después.
- Ante todo, naturalidad, de esta manera no le extrañará ni el instrumental ni las instalaciones, por eso cobran gran importancia los primeros contactos. Lo fundamental es que elijas una clínica con personal especializado en tratar con niños, que tenga pantallas de vídeo o juegos para que se entretengan mientras esperas. Además, si realizan sus tratamientos con láser, turbina y fresa, se elimina el sonido que tanto reparo da a los más pequeños.
- Hay que insistir en la ayuda que pueden representar los padres si tienen una actitud positiva, explicando al niño a dónde van y para qué. No es conveniente que vayamos a decir que se va a un sitio a jugar y luego vea que un señor le mete un instrumento en la boca. Algo que tampoco es aconsejable es tranquilizarse con frases que al final tienen otro efecto diferente al deseado. Decirle “no tengas miedo no te harán daño” no funciona.
- En caso de que se porte bien, un premio está bien, pudiendo ser de lo más variado, unos rotuladores, cromos, etc. Es un campeón y se merece una “medalla” por ello.
Hay que ayudar a los más pequeños a pasar el trance, que ya si lo ven como algo normal, se beneficiarán de las ventajas de tener una buena salud dental, lo que es francamente placentero. La salud bucal tiene una gran influencia en nuestro bienestar en general, por lo que cuidarla es también cuidarnos un poco más a nosotros mismos.