Siempre que hablamos de estrés y de los problemas de la vida diaria recordamos nuestros años de la infancia y pensamos en lo bien que vivíamos por aquel entonces, sin preocupaciones. Pero no siempre es así. Cientos de niños en España sufren de estrés infantil y necesitan de ayuda médica para superarlo. Por eso en centros médicos como Benviure, en Barcelona, tienen departamentos especializados en psicología infantil con el objetivo de ayudar a los más pequeños a superar las adversidades que a veces los adultos no somos capaces de ver.
Las presiones a menudo provienen de fuentes externas como la familia, los amigos o el colegio, pero no siempre tiene por qué ser así y pueden estar inherentes en el niño hasta que explotan de alguna manera. La edad preescolar suele ser un momento especialmente difícil ya que separarse de sus padres puede ocasionarles ansiedad y a medida que crecen las presiones académicas y sociales pueden crearles estrés.
Los niños pueden ser especialmente crueles, probablemente por la falta de razonamiento, y “encajar” es algo primordial a ciertas edades. Cuando en la escuela un niño empieza a sufrir las burlas de sus compañeros, y no hablamos necesariamente de bulling, el pequeño puede empezar a sufrir estrés en diferentes grados y es aconsejable tratarlo desde su inicio.
Hay que hablar con los niños sobre cómo se sienten con respecto a las tareas que han de realizar, actividades y amistades, saber si se sienten agobiados por alguna causa es importantísimo y ayúdenles a organizar su tiempo para que sus labores les resulten más desahogadas.
El estrés en los niños no sólo puede aumentas por lo que sucede en su vida sino que cuando ellos escuchan hablar a los adultos sobre sus problemas en el trabajo o incluso cuando en las noticias oyen hablar de desastres naturales, guerra o terrorismo pueden preocuparse por su propia seguridad y la de las personas a las que quieren por lo que es necesario que se hable con ellos y les ayuden a entender dichas informaciones y lo que pueden o no acarrear o cambiar en sus vidas.
Es básico que los padres y profesores estén pendientes de los niños y que no olviden que ellos también son capaces de sentir estrés y de llevarlo a cotas altísimas sino se corta de raíz.