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Consejos sobre la higiene infantil

Suele ser una obsesión de los padres y las madres reprender a los niños para que no se ensucien. Esto es algo inevitable- La tarea de los niños cuando juegan no es más que divertirse sin preocuparse por manchar la ropa o ensuciarse ellos mismos. Lo verdaderamente importante enseñarles a lavarse bien para que entiendan la importancia de una buena higiene dentro de su educación más básica y a mantener limpio su entorno, ya que los hábitos adquiridos en esta etapa serán probablemente los que los niños mantengan a  lo largo de su vida.

Para que los niños vean el hábito de la higiene con agrado es importante tratarlo con alegría y naturalidad, guiándoles para que experimenten sensaciones agradables con la limpieza (tactos, olores…) y sin bombardearles con normas que les resulten un suplicio.

La higiene personal es fundamental para la aceptación social, por lo que vamos a tratar cada aspecto de ella detalladamente.

A la hora de escoger los productos adecuados para la higiene de nuestros hijos, los jabones de marcas de cosmética natural resultan muy recomendables por no contener aditivos químicos que pueden generar reacciones alérgicas en la piel.  Si además queremos cuidar e hidratar la piel de nuestro hijos, también podemos encontrar cremas sin parabenos con las mismas características en la tienda del Doctor Nona.

Es preferible educar en el hábito de la ducha frente al del baño (más higiénica y ecológica por el ahorro de agua), diariamente o, al menos, tres veces por semana, ya que la piel es la principal barrera que nos protege de enfermedades de origen infeccioso. Es cierto que el baño resulta muy cómodo cuando son muy pequeños, y un momento divertido en el que se pueden introducir juguetes en la bañera, asociando la higiene al juego, pero este debe ser reducido paulatinamente a ocasiones especiales.

La ducha por la noche facilita la relajación y el sueño del pequeño. Es importante el uso de jabones con un pH similar al de la piel (pH neutro, 5.5 o 6). Si utilizamos esponjas o manoplas, estas deben ser de uso individual y no compartirlas con otros familiares.

La frecuencia en el lavado del cabello depende de si es seco, graso…, ya que no todos requieren de la misma frecuencia. Utilizando el producto adecuado, masajearemos el cuero cabelludo con la yema de los dedos y aclararemos con agua abundante hasta eliminar todo resto de jabón. Después es importante peinar y retirar los cabellos sueltos.

Las manos son el principal vehículo transmisor de gérmenes porque con ellas nos tocamos la cara y cogemos la comida, tocamos a otras personas… Hemos de ayudar a nuestros hijos a adquirir el hábito de lavárselas cada vez que estén sucias, hayan tocado animales, antes de comer o tocar comida, antes y después de curar una herida, antes y después de ir al baño y cuando se han tocado posibles producto tóxicos como basura, tierra… Haciendo incidencia en el espacio entre el dedo y la uña (donde puede acumularse suciedad) y enseñando a cortarlas periódicamente. Utilizar jabones de colores y accesorios con diseños divertidos puede favorecer a tomar la limpieza como una actividad agradable.

Los pies deben lavarse diariamente aunque no nos duchemos, ya que al ser una zona de mucha sudoración y poca ventilación, se favorece la aparición de hongos y otras infecciones.

En cuanto a la cara, diariamente y por la mañana (y también por la noche) se debe lavar con agua tibia y un jabón adecuado y proceder al retirado de legañas con agua o un trozo de papel higiénico, siempre evitando frotar el ojo. La cara es la parte de nuestro cuerpo, junto con las manos, que está más expuesta a contaminación de agentes externos y de nuestras propias manos. Se deben utilizar productos para su limpieza más suaves que para el resto del cuerpo.

Para los oídos se debe evitar el uso de bastoncillos (pueden generar tapones de cera y dañar el tímpano). Es mejor el uso de algún producto especial. Los líquidos que venden en las farmacias retiran el cerumen de manera adecuada, pero es importante utilizarlos inclinando la cabeza hacia el oído que se está lavando para evitar que entre líquido al interior del oído. Los pliegues de la oreja pueden lavarse durante la ducha, con agua y jabón.

Son frecuentes en los niños las caries y la inflamación de la encías, por lo que la higiene bucal en un punto fuerte de la higiene infantil. Además, los niños se meten mucho las manos en boca, lo cual favorece la proliferación de infecciones. El cepillado de los dientes ha de realizarse a diario, al levantarse, después de cada comida y antes de dormir. Es importante enseñar a los niños el correcto “barrido” de los dientes, masajeando bien las encías para favorecer la circulación e incluyendo también el cepillado de la lengua, terminando con un enjuagado abundante. En niños menores de cuatro años no debemos utilizar pastas de dientes con flúor.

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