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¿Conoces a alguien PAS? Aprende todo sobre ellos.

El término PAS, que hace referencia a las Personas Altamente Sensibles, describe a individuos que presentan una mayor capacidad para percibir y procesar información sensorial y emocional de su entorno. Este rasgo, aunque no es una patología ni un trastorno, ha ganado mucha atención en las últimas décadas gracias a las investigaciones que han demostrado que entre un 15% y un 20% de la población mundial podría poseer esta particularidad. El concepto de PAS fue introducido por la psicóloga estadounidense Elaine Aron en los años 90, basándose en estudios que destacaban la existencia de un sistema nervioso más reactivo en estas personas.

De dónde proviene la Alta Sensibilidad.

El concepto de Alta Sensibilidad tiene una base evolutiva. Según algunas teorías, este rasgo podría haber sido beneficioso para la supervivencia de ciertos grupos humanos en el pasado, ya que la capacidad de captar de manera más intensa los estímulos del entorno permitía una mayor adaptabilidad a los cambios y los peligros. Las personas altamente sensibles poseerían un sistema nervioso más «fino», que les haría más receptivas a las señales que otras personas podrían no notar con tanta claridad. Esta sensibilidad puede ser tanto una ventaja como una dificultad, dependiendo de cómo se gestione en la vida cotidiana y en las relaciones personales.

Además, el hecho de que este rasgo haya prevalecido en una proporción importante de la población podría indicar que la alta sensibilidad ofreció una ventaja en ciertos contextos. Los primeros humanos que mostraban una mayor atención a los detalles y cambios en su entorno podían evitar peligros o adaptarse mejor a nuevas condiciones, lo que les daba más oportunidades de supervivencia. Sin embargo, en la actualidad, el estilo de vida tan acelerado que nos vemos obligados a llevar y la exposición constante a estímulos pueden hacer que este rasgo se vuelva más complicado de gestionar.

Características de las personas con PAS.

Las personas PAS suelen compartir una serie de características que las distinguen de quienes no poseen este rasgo. Entre ellas, destacan la gran capacidad para notar detalles que otros pasan por alto, lo que las convierte en observadores perspicaces y atentos. También son extremadamente empáticas, lo que significa que son capaces de sentir las emociones de los demás con una intensidad considerable, lo que a menudo las lleva a actuar de manera comprensiva y compasiva. Además, tienden a ser más reflexivas, ya que su procesamiento profundo de la información las lleva a analizar cada experiencia o interacción con gran detenimiento. Sin embargo, esta capacidad de análisis profundo puede llevarlas a experimentar una sobreestimulación, ya que procesan un volumen mayor de estímulos. Esto también las puede hacer más propensas a la fatiga, especialmente en entornos muy ruidosos o intensos.

Otra de las características más notables es su tendencia a sentirse abrumadas por las emociones, tanto las propias como las ajenas. Esto las hace muy receptivas a las críticas o al conflicto, que pueden resultarles extremadamente estresantes. Del mismo modo, tienen una conexión profunda con la naturaleza, el arte y las experiencias que les permiten acceder a una dimensión emocional más elevada, lo que a menudo las convierte en personas muy creativas. Pero, debido a su sensibilidad, también pueden mostrar una mayor propensión a padecer ansiedad o estrés si no gestionan correctamente su sensibilidad.

En ocasiones, estas personas pueden sentirse fuera de lugar en un mundo que parece diseñado para la rapidez, la multitarea y la falta de profundidad emocional. La sociedad actual tiende a valorar la productividad por encima de la introspección, lo que puede generar en ellas una sensación de incomprensión o de no estar a la altura de las expectativas que se les imponen.

Dificultades en la vida diaria.

A pesar de las ventajas que puede suponer esta mayor sensibilidad, las personas PAS suelen enfrentarse a diversas dificultades en su vida diaria. Una de las más comunes es la sensación de sobrecarga sensorial en ambientes ruidosos, abarrotados o muy caóticos. Por ejemplo, lugares como centros comerciales llenos de gente o estaciones de trenes pueden convertirse en espacios particularmente agotadores para ellas, ya que su sistema nervioso está constantemente registrando y procesando estímulos que para otros pasan desapercibidos. De igual modo, esta saturación sensorial puede traducirse en una necesidad constante de encontrar momentos de soledad o calma para poder recargar energías, puesto que el contacto continuo con situaciones de gran actividad puede dejarlas emocionalmente exhaustas.

Además, las personas PAS pueden tener dificultades para establecer límites emocionales claros, ya que tienden a empatizar de manera intensa con los problemas o sentimientos de los demás. Esta sobreempatía, aunque sea positiva en algunas circunstancias, puede llegar a ser agotadora en relaciones desequilibradas, donde no se les permita gestionar sus propios sentimientos con la misma libertad que se les exige atender a los demás. También es habitual que se sientan incomprendidas, pues el nivel de intensidad emocional que experimentan puede ser difícil de explicar a personas que no comparten el mismo rasgo.

En el ámbito laboral, pueden experimentar una presión excesiva, especialmente en trabajos donde se les exija ser multitarea o trabajar en entornos de alta demanda y ruido constante. Las reuniones, las presentaciones en público y los plazos ajustados pueden ser fuentes de estrés que les resulten más difíciles de gestionar que a otros compañeros. A esto se suma la dificultad para lidiar con las críticas, que pueden afectarlas de manera mucho más profunda, generando inseguridad o frustración.

Es importante que estas personas encuentren momentos de tranquilidad en su día a día y elijan espacios donde puedan relajarse y desconectar de los estímulos que las rodean. También es recomendable que se dediquen a profesiones o actividades que se ajusten a sus capacidades y les permitan mantener el control sobre su entorno. Los entornos laborales donde puedan estar en contacto con la naturaleza, la creatividad o la reflexión suelen ser idóneos para ellas.

¿Se puede tratar médica o psicológicamente?

El rasgo PAS no es una enfermedad ni un trastorno mental, por lo que no existe un tratamiento médico específico para ello. Sin embargo, dado que las personas PAS suelen estar más predispuestas a desarrollar trastornos como la ansiedad, el estrés crónico o la depresión, es importante que estas personas cuenten con herramientas que les permitan gestionar su alta sensibilidad de manera saludable.

La terapia psicológica, especialmente la terapia cognitivo-conductual, puede ser de gran ayuda para las personas PAS, ya que, como bien saben en Cpsur, les ofrece técnicas y estrategias para manejar situaciones de estrés, reducir la sobreestimulación y establecer límites emocionales en sus relaciones con los demás (ya sean familiares, amigos o conocidos). También se ha demostrado que técnicas como el mindfulness o la meditación pueden ayudar mucho a las personas altamente sensibles a centrarse en el presente y a reducir la negatividad de los efectos producidos por los estímulos externos en su bienestar emocional. Asimismo, es recomendable que las personas PAS busquen actividades que les permitan reconectar con su esencia y les proporcionen calma, como el contacto con la naturaleza, la práctica de actividades artísticas o el deporte.

Es importante destacar que, aunque ser PAS puede ser una gran dificultad (seamos sinceros) en algunos aspectos, también es un rasgo que puede ser visto como una ventaja, siempre y cuando la persona sepa cómo manejar su sensibilidad en los distintos aspectos de su vida diaria.

Cómo tratar correctamente a una persona PAS.

Las personas que conviven o interactúan con alguien PAS deben tener en cuenta que su sensibilidad no es algo que se pueda «cambiar» o «curar», y que los intentos por hacerlo solo generarán frustración y malestar entre ambas partes. Por ese motivo es fundamental tratar a una persona PAS con respeto y comprensión, reconociendo sus necesidades particulares y evitando ponerlas en situaciones que les generen una sobrecarga sensorial o emocional.

Una de las mejores maneras de tratar a una persona PAS es ofreciéndole espacios y tiempos para que pueda desconectar y relajarse cuando lo necesite. Forzarla a estar continuamente en ambientes que le resulten estresantes o intentar minimizar sus sentimientos (esto último suele pasar sobre todo porque las personas que no son PAS pasan muchas cosas por alto, como comentábamos antes) puede llevar a un desgaste emocional considerable. Además, es recomendable ser cuidadoso con las críticas, ya que las personas PAS tienden a tomárselas de manera más personal, aunque no sea la intención.

Mostrar apoyo en momentos de sobrecarga emocional es algo que nunca debemos dejar de lado, al igual que permitirles expresar lo que sienten sin juzgar o invalidar sus emociones. Es por ello que crear un ambiente de confianza donde se sientan comprendidas y valoradas hará que la persona PAS pueda desarrollar su potencial sin sentirse limitada por su sensibilidad.

Por último, es importante recordar que las personas PAS no buscan atención ni exageran sus emociones. Su sensibilidad es parte de su naturaleza, y aprender a gestionarla tanto por parte de ellas mismas como de quienes las rodean es fundamental para que puedan vivir de manera equilibrada y en armonía.

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