La pintura en general es todo arte. El óleo en particular, es una de las técnicas más sencillas de trabajar sobre el lienzo. Los artistas clásicos más renombrados, utilizaban esta técnica pictórica para dar más vida y énfasis a sus creaciones. No en vano, es una de las técnicas más usadas, sobre todo, para la iniciación en la pintura más clásica.
Al contrario de lo que sucede con las acuarelas, la pintura al óleo, es corregible. Puedes pintar sobre ella para eliminar errores o cambiar la imagen. La acuarela, basándose en el añadido de agua para conseguir degradar el color, resulta más engorrosa y compleja. Además, los colores que proporciona el óleo son mucho más consistentes.
Los profesionales del sector de Artespray, nos cuentan porque resulta tan fácil corregir el lienzo si nos equivocamos con el pincel. La pintura al óleo, es considerablemente espesa, se fija con facilidad al lienzo y una vez seca, puede aplicarse capa tras capa. Eso puede aportar no solo colores con numerosos matices, si no texturas e incluso relieves. Estos relieves, pueden rasparse con la misma paleta si pretendemos un lienzo liso, que es lo más habitual por otra parte. Del mismo modo, la propia textura de la pintura, permite combinar colores con facilidad sobre la misma paleta de madera. Esto puede evitar muchos errores sobre el lienzo.
Antes de continuar con las posibilidades artísticas del óleo, vamos a ahondar en los materiales necesarios para plasmar nuestro arte.
Materiales básicos para empezar con el óleo
Para iniciarse en esta técnica pictórica se necesitan una serie de materiales específicos y concretos que se pueden adquirir prácticamente en cualquier papelería. Aunque lo mejor, si tienes verdadero interés, es acudir a tiendas especializadas donde además, te darán algunas pautas y recomendaciones.
Lo primero primerísimo que necesitamos es un lienzo, o una superficie que nos guste para expresar nuestro arte. Prácticamente cualquier superficie que este sellada o imprimada es válida. Desde el habitual lienzo hasta el vidrio. Pasando por madera, metal o papel. En sus orígenes se utilizaba para pintar murales o grandes superficies.
Teniendo elegida la superficie a pintar, necesitamos dos tipos de pinceles: ambos finos y de pelo duro. Uno corto para marcar y el otro más largo para pintar las zonas más amplias. En cuanto a las zonas más anchas, se pueden utilizar pequeñas brochas.
Una paleta para poner las pinturas y donde hacer las mezclas no puede faltar. La pintura al óleo se comercializa en tubos, por lo que poner pequeñas cantidades en la paleta es la mejor manera de aprovecharlas y utilizarlas. Estas suelen ser de madera, pero también las puedes encontrar en materiales como el plástico.
Obviamente no podemos olvidar las pinturas. La gama de colores es tremendamente amplia, pero con unos cuantos tubos puedes crear tus combinaciones. Bastará con una paleta de diez o doce colores para empezar.
Con trementina (o el diluyente de elección) te ayudarás a diluir las pinturas que son de por sí, bastante aglutinadas y densas.
Un trapo para remover las pinturas en caso de ser necesario y una pequeña espátula o paleta para el mismo fin, tampoco pueden faltar en tu maletín de pintor en ciernes.
Alcohol para borrar las capas necesarias.
Qué hacer con los pinceles
Con el lienzo, las pinturas y todo lo demás, podemos hacer una obra de arte. El uso de los pinceles dependerá de la destreza, habilidad y talento de cada cual, o la técnica. Si no tienes el don, puedes aprender. Paciencia y práctica son fundamentales para desarrollar la técnica.
Antes de ponerse con los colores, hay que enfrentarse al lienzo. Empezar con un boceto de lo que pretendemos es la base para alcanzar el fin. Con la ayuda de un carboncillo o lápiz, se realizan los dibujos a los que luego daremos color. Hay que tener en cuenta que una vez empecemos con los colores, el lapicero se irá borrando. Fijarlo con laca o repasarlo con un tipo de pintura diluida, ayudará a que eso no suceda.
Una vez esbozada nuestra particular obra de arte, el siguiente paso es la imprimatura del lienzo. Para este paso, se utiliza un color suave muy diluido en trementina. Esta capa se realiza para que el fondo deje de ser blanco. Es cierto que pintar sobre el lienzo en blanco resulta más difícil que hacerlo sobre un color por suave que sea. El blanco suele resultar engañoso a la vista.
Hecho esto, toca pasar a dar una primera capa. Esta ha de ser monocromática. Con ella se definen las formas, siluetas, se crean las zonas de luz etc. Sería como el segundo borrador de la escritura de un libro. Se define toscamente lo que se pretende. Algunos, añaden otra capa seguida de esta, se da en tono grisáceo, de ahí su nombre: grisalla. Esta fase es opcional, pero bien aplicada, aporta profundidad.
A partir de ahí, las capas que se vayan aplicando sobre el lienzo, han de ser dirigidas a lograr el objetivo final. Colores, texturas, raspados… sombras, volumen, profundidad. Completando estos pasos, habrás concluido tu obra.
Algunos trucos y consejos útiles para que el desarrollo del talento pictórico de mejores frutos, son hacer un buen uso de los pinceles. Uno corto y plano para destacar con las pinceladas las zonas relevantes. Uno más largo para dejar zonas más uniformes.
Colocar de forma estratégica los colores en la paleta. Si los pones siempre en la misma posición, podrás utilizarla de forma más precisa e intuitiva sin tener que fijarte demasiado.
Aprovechar los tiempos de secado necesarios entre capas para hacer pruebas de color. Puedes hacer tantas pruebas como necesites hasta lograr el tono adecuado.
Aplicar las primeras capas de pintura más diluidas que las últimas. Para las capas superiores lo mejor es utilizar la pintura tal como sale del tubo. Sin ser diluidas, así las figuras o lo importante del cuadro, queda sólido y de aspecto consistente. En tanto que el fondo, aparece diluido y no desvía la atención.
Dejar que cada capa de pintura se seque por separado. Es importante que esto sea así para poder borrar posteriormente si es necesario. El alcohol borrará las capas que se hayan secado a la vez. Por lo tanto, paciencia a la hora de pintar un cuadro y dejar que seque cada capa.
Para un acabado perfecto, el truco es secar al aire libre o en su defecto, en un lugar aireado.
Otros consejos
La pintura al óleo es un arte como ya venimos diciendo. Sin embargo, no todo el mundo tiene ese don y ese talento para ser artista. Donde no hay talento, hay aprendizaje y hay técnica. Por tanto si te gusta el arte, sientes interés por el óleo y por la pintura en general, puedes aprender. Para ello, practicar, practicar y practicar.
Algunas indicaciones básicas que todo aprendiz, talentoso o no, debe tener en cuenta son:
La pintura puede mezclarse en la paleta o sobre el lienzo. Pero ten presente: si la echas sobre la pintura húmeda, se mezclarán los colores; si la echas sobre la pintura seca, quedará por encima. Es opaca y hay que diluirla mucho para que sea más clara. Este efecto se conoce como veladuras.
El uso del diluyente debe hacerse mojando el pincel. Cuando más mojado, mas liquida la pintura. Hay que secar el exceso para evitar que resbale por el lienzo provocando un desastre.
Para evitar mezclas de colores con los pinceles, hay que limpiarlos convenientemente con aguarrás y secarlos antes de volverlo a utilizar con un color diferente.
Evitar el uso del negro para crear sombras u oscurecer el color. Para lograr este efecto, utilizar el color complementario es más prudente. El negro puede estropear el cuadro aportando un aire de suciedad. Su utilización se recomienda en todo caso para algunos detalles finales.
Prestar atención al tono, según los colores que rodeen al objeto la tonalidad puede variar. Un ejemplo claro es algo blanco sobre fondo negro. El blanco parecerá más blanco y viceversa. Saber apreciar esos detalles te ayudará a lograr mejores resultados.
Limpiar bien los pinceles después de cada uso es vital para que no queden inservibles. Aguarrás, agua y jabón y a secar. No es una tarea difícil ni laboriosa, así que nada de posponerlo. Igualmente hay que limpiar todo lo que se ensucie después del trabajo.
Y por supuesto, antes de llegar al lienzo, dibujar, observar el entorno para buscar la inspiración, seguir dibujando, seguir buscando en tu entorno, seguir dibujando y probar con un soporte que no sea el lienzo.
Empezar con una cartulina, donde hacer tu boceto y luego empezar a darle color es la mejor manera de iniciarte en la práctica de la pintura al óleo. Cualquier soporte que te ayude a perder el miedo y te ayude a conocer los materiales con los que vas a trabajar te será útil.
Hacerlo sin miedo a que salga mal, se estropee o lo manches todo te dará una idea de lo preparado que estás. Por último, ten claro que es lo que quieres pintar y píntalo.