Las actividades extraescolares para niños están cada vez más en auge en nuestro país. Con la incorporación de la mujer al mercado laboral, algo que no era tan frecuente en épocas pasadas, los padres tienen menos tiempo para dedicarles a sus hijos toda la atención que desearían.
Una de las opciones más socorridas para el cuidado de los más pequeños es dejarlo bajo la tutela de los abuelos durante las horas de trabajo o de compromisos profesionales de los padres que no coinciden con el horario escolar.Pero esto no es siempre posible, ya que en muchas ocasiones los abuelos están ya mayores para hacerse cargo y otras veces las distancias nos juegan malas pasadas.
Así, una buena manera de mantener a los niños ocupados y a la vez poder cumplir con los mayores con sus obligaciones es apuntar a los pequeños a empresas de actividades extraescolares. Algunos colegios son ya los propios que ofertan este tipo de servicios, mientras que en caso contrario, nos resultará fácil encontrar alguna ocupación en academias, escuelas de música, danza o clubes deportivos, entre otros.
Por un lado, una empresa de actividades extraescolares nos podrá ayudar en la formación de los pequeños con las clases de apoyo al estudio o echándoles una mano con los deberes y enseñándoles a estudiar desde jovencitos. Así, se fortalecerán sus conocimientos para las actividades del día a día en el colegio.
Para aquellos que van bien en su materias, otra buena opción es elegir una actividad que les ayude a desarrollar sus aptitudes. Por ejemplo, para los más creativos, la pintura puede ser un buen estímulo y una forma también de relajación y de desconectar con su rutina diaria.
Continuando con los creativos, la música y la danza pueden ser unas estupendas actividades también. En el caso de la última opción, combina asimismo el ejercicio corporal, algo que les ayudará a adaptarse a unos hábitos de vida más saludables que habrán aprendido de cara al futuro.
Las disciplinas deportivas son también una buena opción para apuntar a los más pequeños fuera del horario del colegio. Los futbolistas, tenistas y demás profesionales del deporte son muchas veces un ejemplo a seguir o un espejo en el que se fijan los más pequeños. Por ello, apuntarse a una clase deportiva puede significar una buena motivación para los niños y también estaremos seguros de que estamos contribuyendo a su bienestar. Eso sí, debemos tener en cuenta siempre los gustos y preferencias de nuestros pequeños. Uno no puede obligar a su hijo a que sea el mejor en un deporte o que salga de él un Rafael Nadal. Debemos entender que se trata de una actividad física de la que el crío ha de disfrutar al máximo y sacar los mayores beneficios posibles para su salud. Para ello, es clave que el pequeño se encuentre cómodo con la práctica, y esto se consigue en parte dejando que él o ella sea quien elija la disciplina que desee practicar.
Al igual pasa también con el resto de material extracurricular. Un pequeño sacará mucho más provecho de unas clases, en las que los padres invierten su dinero, si estas son de su agrado. No debemos meter a calzador un idioma a un niño, sino que dejar que sea él quien defina lo que le gusta. Recordemos cómo antes se estudiaba francés en el colegio y ahora el idioma que prima a nivel mundial es el inglés, así que no nos dejemos llevar por buscarles un buen futuro profesional y dejemos que disfruten con nuevos conocimientos e inmersos en nuevos ámbitos que fomentan las tolerancia en sus relaciones con los demás al verse obligados a trabajar en equipo.
La conocida empresa madrileña AEM, Actividades Extraescolares Madrid, asegura que cuando a un niño le gusta y disfruta la actividad que realiza pueden pasar dos cosas, que aprenda mucho y se convierta en esa afición que tendrá para toda la vida y que enriquece, día a día, su cultura, o incluso que acabe desarrollando todo su potencial en esa actividad demostrando que tiene un don para ella y convirtiéndose en una posible profesión de futuro más que en una simple afición. Pero sea el resultado que sea el que obtengamos, lo importante es que el niño, durante la práctica de la misma, disfrute, socialice y aprenda.
Además, los pequeños que acuden a diferentes lugares o clases fuera del colegio, aprenden algo a mayores, y es que se convierten en más organizados, ya que su horario les obliga a adecuar su tiempo a sus actividades.
Si somos capaces de dar con la actividad que mejor se adapte a los gustos, necesidades e inquietudes de nuestros pequeños, habremos obtenido el éxito, ya que les ayudaremos a mejorar y a crecer como personas, así como les ofreceremos una vía de escape fuera de sus rutinas diarias en el colegio. Además, las actividades extraescolares son una buena manera de que los niños más tímidos aprendan a socializarse y hagan amigos en un entorno en el que se sientan a gusto con compañeros con los que comparten afinidades y hobbies.
Lógicamente, cada tipo de actividad tiene unos beneficios concretos. El deporte mantiene a los niños en un estado físico óptimo al tiempo que les ayuda a quemar esa energía que de otra manera los mantendría nerviosos en casa. Las actividades creativas despiertan su imaginación, tanto al crear una figura de arcilla como al inventar una partitura, pero además les ayudan a mejorar sus capacidades motoras (pintar con un pincel de punta fina no es nada sencillo para un niño y su psicomotricidad, o tocar el piano a dos manos, aunque esto último es complicado para cualquiera que no tenga una buena base). Es decir, que elija el niño la actividad que elija, siempre va a sacar cosas positivas de ella.
Eso sí, no nos volvamos locos, hay que recordar que no es recomendable sobrecargar al pequeño con actividades extraescolares. No podemos olvidar que ya tienen unas tareas también en el colegio, y que si les pedimos un esfuerzo superior al que pueden dar acabarán cansados y aborreciendo estas.